Era costumbre entre los antiguos, decían, que cuando los reyes querían demostrar sus elevadas virtudes, bajo el cielo empezaban por gobernar y dirigir sus países; pero antes de decidirse a gobernar sus países empezaban por organizar sus hogares y antes de organizar sus hogares, empezaban por organizar sus propias vidas y antes de organizar sus propias vidas, empezaban por sanear sus corazones y antes de sanear sus corazones, se consagraban a cultivar sus inteligencias para elevarse así a la cima del saber. Y cuando llegaban al conocimiento íntimo de las cosas ya quedaban capacitados para pensar bien, luego sanear sus corazones, poner orden en sus vidas, en sus hogares y finalmente para dirigir y gobernar bien a sus naciones”.
Proverbio Chino
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